Como dejar de estar jugando a Dios

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder, pero tu, ¿Quién eres para que juzgues a otro?” (Santiago 4:11-12).

Para los años del 1960 salió un famoso libro escrito por Eric Burn llamado “Juegos que la gente juega”. Algunos años mas tarde otro libro salió al mercado llamado, “Juegos que los cristianos juegan”. Era un libro bien interesante que bregaba con juegos que los cristianos jugaban en el nombre del Señor. Yo quiero que en este día nosotros examinemos el juego más peligroso – el juego de jugar a Dios.

Veamos lo que nos dice Santiago. El dice que la manera de jugar a Dios es juzgando a otras personas. Cada vez que yo te juzgo, cada vez que tu me juzgas a mi, nosotros estamos jugando a Dios. Solamente es de Dios la responsabilidad de juzgar a las personas.

Yo quiero que hoy examinemos el porque nosotros juzgamos a otros, porque no debemos juzgar, cuando no es correcto juzgar a otros, y como tu puedes romper el habito de estar juzgando.

Romanos 2:3 dice: “¿Y piensas esto, oh hombre, tu que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tu escaparas del juicio de Dios?” Pablo dice que una de las razones por la cual nosotros juzgamos a otros, es para tapar nuestras propias faltas. Tú crees que al señalar a otros, Dios se va a olvidar lo que tú has hecho, o cuando tu señalas como otros han caído quizás tú no te veas tan mal. Nosotros lo usamos como excusas para culpar a otros. A nosotros nos gusta acusar a otros y excusarnos nosotros mismos.

¿Cómo nosotros hacemos eso? ¿Cómo nosotros excusamos nuestros pecados? Nosotros lo hacemos cambiándole el nombre… “Yo no estoy bochincheando, simplemente estoy compartiendo una preocupación,” “Yo no soy vago, yo solamente soy lento,” “Yo no soy negativo, soy realista,” “Yo no soy irresponsable, soy flexible.” Nosotros tenemos diferentes terminologías. Excusamos nuestras faltas cambiándoles el nombre. “Yo no soy criticón, yo examino las cosas.”

Hay otra razón, dice Pablo, que nosotros tendemos juzgar a otros y es porque es atractiva para nuestro orgullo. Proverbios 26:22 dice: “Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hacia las entrañas.” Es como si las comiéramos con mucho gusto. ¿Por qué será? Cuando alguien esta hablando de otros, por lo general tiene muchos oyentes. Nos impacientamos por saber lo que se esta diciendo. ¿Por qué? Porque no nos gusta el chisme, pero nos entretiene. Este es el pecado, el pecado de juzgar a otros, que la Biblia nos dice que debemos bregar mas en nuestra vida cristiana que algunos otros pecados. Es esa actitud de perfectos que nos hace rebajar a otras personas, ser criticón, ser juez. Jesús condena esa falta más casi más que otros pecados. La Biblia habla de ello. Tú lo puedes encontrar universalmente. Todo el mundo tiene este problema. Llega natural. Usualmente cuando están hablando de otros nuestros oídos son como antenas tratando de captar todo lo que se dice.

Hay muchas clases de chismes.

Esta el chisme de primer grado – “¿Sabes lo que Pancho esta haciendo?” Tú lo compartes – una declaración de juicio hacia Pancho.

A los cristianos nos gusta el chisme de segunda clase – “Te voy a decir esto de Pancho para que me ayudes a orar por el.” Si tú no eres cuidadoso, una cadena de oración se puede convertir en una viña de bochinches rápidamente. Cuando nosotros escuchamos de cómo otras personas han caído, hay algo adentro, un poco de orgullo…” Eso te va a ensenar algo que quizás nadie mas sabe. La Biblia nos enseña que nosotros muchas veces tendemos a juzgar a otros porque pensamos que vamos a obtener mejor posición, pero siempre que tu señala a alguien, tres de tus dedos te están señalando a ti. La Biblia dice que lo que sembramos, eso vamos a cosechar.

Supongamos que una persona tiene una deuda de veinte millones de dólares y tu solamente debe diez millones. Porque alguien tenga una deuda mayor que la tuya, ¿hará eso tu deuda mas pequeña? No. Pero nosotros creemos así. La Biblia dice, que nosotros tendemos a juzgar a otros primero para excusar nuestros propios errores y además tenemos la habilidad natural de saborearlo porque nos levanta el orgullo, nos hace sentir bien.

¿Por qué YO NO DEBO JUZGAR A OTROS?

Santiago nos da tres razones de porque no debemos de juzgar a otros.

  1. No es de cristianos
  1. 11 “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley.” Note que Santiago mienta la palabra hermano tres veces en este pasaje. ¿Por qué? En primer lugar nosotros no debiéramos de juzgar a otros, porque todos somos miembros de una misma familia. Somos hermanos y hermanas. Cuando yo veo a otro cristiano tambalear o caer o teniendo dificultades, yo no debo de alegrarme de eso porque es un familiar. Yo debo preocuparme.

Yo escuche una vez acerca de una persona que vino un día donde su pastor y le dijo, “Yo solamente tengo un talento.” El pastor le pregunto, ¿Cuál es su talento? La persona le dijo, “Yo tengo el talento de critica.” El regalo de crítica no procede del Espíritu Santo sino del diablo. El pastor fue sabio y pensó acerca de la parábola en la Biblia que dice, “Y al que se le dio un solo talento, lo enterró. Quizás eso es lo que debe hacer usted con el suyo.”

Note que dice, “Hermanos, no murmuréis…” Subrayen la palabra murmuréis. La palabra “murmuréis” y la palabra “diablo” son las mismas palabras. La palabra “diablo” significa murmurador. La Biblia llama a Satanás el acusador de cristianos. El es el murmurador de los cristianos. ¿Qué quiere decir esto? La actividad numero una del diablo es estar poniendo las personas por el suelo, criticándolas hasta hacerlas caer. Nosotros cuando murmuramos estamos siendo como el diablo. Cuando hablamos en contra de alguien (incluyendo toda clase de críticas, maldad, y juicio) estamos haciendo el trabajo del diablo. Esa es la descripción del trabajo del diablo. Juan 8:44 dice, “El diablo es el padre de la mentira.” Apocalipsis dice que el es “el acusador de los hermanos”. No es de cristianos juzgar a otras personas.

  1. No es amar.

No debemos juzgar a otros porque eso no es amar. “El que juzga habla en contra de la ley…” ¿Sera Ilegal? ¿Hay alguna ley en contra de la murmuración en los Estados Unidos? El esta hablando de la ley Real. Santiago 2:8 “Cada vez que yo te juzgo, estoy violando la ley.” ¿Qué ley estoy violando? El lo menciona antes. El lo menciona dos o tres veces en su libro. Santiago 2:8 “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amaras a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis.” Santiago dice que si tú haces esto, bien lo haces. Cuando yo te juzgo, estoy violando la ley real – la ley del amor – “Amaras a tu prójimo como a ti mismo.”

  1. No es justificable

“Uno solo es el dador de la ley y uno solo es juez.” La palabra “dador de la ley” es usada seis veces en el Antiguo Testamento y una sola en el Nuevo Testamento. Las seis veces en el Antiguo Testamento se refiere a Dios. Lo mismo sucede aquí – se esta refiriendo a Dios. Solamente Dios tiene el derecho de juzgar. Esa es la descripción del trabajo de Dios. No esta en la descripción de tu trabajo el juzgar. El no te ha comisionado para que estés hablando a todo el mundo de los demás.

Una de las grandes debilidades en las personas es que nosotros tendemos a generalizar a las personas solamente por un error. Si ellos cometen un error nosotros escribimos por ese error toda su personalidad. Si la persona comete un error estúpido, decimos que esa persona es un estúpido. Eso no es correcto. Quizás solamente actuó estúpidamente en una área en particular.

Nosotros tendemos juzgar a otras personas en aquello que personalmente no nos gusta. Los sicólogos hace mucho tiempo que se han dado cuenta de esto. Cuando tú ves a alguien que actúa violento hacia un pecado en particular usualmente eso quiere decir que en alguna ocasión han tenido problema con ese pecado. No quiere decir que ellos se han visto envueltos en el. Quizás quiera decir que ellos temen que puedan ser envueltos en eso. Nosotros siempre tendemos a reaccionar a nuestras debilidades en otros. Lo que vemos es un espejo de nosotros mismos.

En otra ocasión continuaremos con este tema. La próxima ves estaremos hablando de ¿Cuándo es malo juzgar a otros?

Dios te bendiga y te guarde. Haga Dios resplandecer su rostro sobre ti, y haiga en ti paz.